viernes, 2 de septiembre de 2011

Pequeño


¿Por qué todos queremos "ser grandes"? ¿Por qué queremos llegar a lo más alto? Después de todo no hay nada grande sino se puede comparar con algo pequeño. Nada es grande sino tiene un comienzo, ser pequeño. No habría grandes playas si no hubiera pequeños granos de arena. No habría plantas, si no hubiera pequeñas semillas. Simplemente no habría nada, si por ejemplo, no hubiese pequeños microorganismos que juntos, formasen algo más grande. Un pequeño gesto, como una sonrisa, un beso, un abrazo, una mirada, pueden hacerte sentir grande, a veces hecho con la menor intención. A una persona no se la quiere por sus grandes actos, o por sus amplios conocimientos sino por las pequeñas cosas que la caracterizan, pero claro, lo pequeño es lo que menos se ve, lo que menos vale. O eso se cree. ¿Acaso no está el mejor perfume en el frasco más pequeño? Lo mejor de ser pequeño es que ves tanto lo pequeño como lo grande, ya que con uno estás en igualdad de condiciones y, al otro, simplemente se le ve. No digo que ser grande sea malo, ya que se supone que eres grande por lo que haces, por lo que tienes, por tus capacidades, por tu aspecto... Cosas que son muy importantes, pero en realidad eso solo te sirve a ti. Para sentir que haces algo y que puedes hacer más que los demás, creerte capaz de todo. Aunque no sea del todo así. Realmente, lo que llama la atención, pero que por ser pequeño no se ve, la forma de hacerte querer, de enamorar, es con aquellas cosas de siempre, eso que es tuyo, aquello que nace contigo. Tus pequeñas manias e ideas que hacen que te salga un gran trabajo, tu forma de sonreir y no solo tu sonrisa, tu forma de mirar y no solo la forma y color de tus ojos, tu forma de besar y hablar y no solo tus labios, todo lo que sientes y no todo lo que llevas puesto, tu forma de andar y no solo tus zapatos, tu forma de pensar y no solo como te arreglas el pelo. Antes de lanzarte a ser grande, aprende a usar y valorar lo pequeño.

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