viernes, 2 de septiembre de 2011

Camino.


Estas en un camino, miras hacia delante, y no ves el fin. Miras hacia los lados, y ves a muchas personas con tus mismas inquietudes y miedos. Todos decidís empezar a caminar, total, si estamos unidos… ¿qué puede pasar?. El reloj no para, empiezas a hablar con la gente, con unos entablas amistad, de otros, prefieres no estar muy cerca, otras veces quieres estar muy muy cerca de alguien, pero con todos vives momentos, importantes o no, son momentos al fin y al cabo. Empiezan a llegar más personas pero éstas ya no tienen tus mismas inquietudes. Por fin esa masa de gente que se ha formado llega a una parte del camino diferente. Hay nuevos caminos y distintas direcciones. Das por hecho que seguiréis juntos… pero con una gran sonrisa, te dicen adiós, que hay otra persona esperándoles al otro lado del camino. No importa, todos los caminos están unidos ¿no? Ya sois menos, pero seguís andando. De repente, más caminos. Más despedidas, nuevos encuentros que otros deben realizar. Sigues andando… algo es diferente. Te giras y no hay nadie, miras a la derecha, a la izquierda y ves a todas esas personas que antes estaban contigo, con otras personas que casi no conoces, y menos aún te conocen a ti. Estas sola. Da igual, ya encontrarás otra persona en tu camino que esté igual que tú o que quiera estar contigo. Aceleras el paso porque ves que los otros van adelantados. No sabes si van muy deprisa o tú muy despacio, además quieres saber qué te espera después de cada curva… pero nunca hay nada. Un día oyes tu nombre, es de uno de tus amigos, te pide ayuda y se la das, después de todo quieres hablar con alguien, servir para algo, quieres que te inviten a caminar con ellos, pero sus caminos son muy estrechos y no vas a ser tú quien les acompañe. Un muro, genial, un gigantesco muro. En fin, lo de siempre, pedir ayuda. Gritas a los de los caminos de la derecha, pero no te oyen. Gritas a los de la izquierda, te oyen, pero sólo te sonríen porque no escuchan que lo que pides es ayuda. Saltas, te parece el muro más grande que has saltado nunca, no lo es, es solo que esta vez nadie lo salta contigo. Por fin, estás en tu camino, y sigue vacío, largo, tienes ganas de gritar para que venga alguien pero sabes que nadie va a venir. Muy bien, lección aprendida, estás sola, nadie va a venir, nadie te va ayudar, y así te vas a quedar.

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